FIGURAS DESTACADAS

Se dice de este ingeniero nacido en una familia de origen humilde que era “el alma técnica” de las Líneas Latécoère. Los obreros mecánicos que trabajaban con él para reparar los aviones, apreciaban su seriedad y su dinamismo : una persona en dónde no cabía una pizca de desaliento. Decía él, que quien se empeñaba en lo que hacía, lo lograba siempre.

Investigaba sobre la resistencia de los materiales así como tambien los criterios y principios que la rigen. Jefe de un equipo de ingenieros talentosos, se dedicó con ellos a la creación de nuevos aviones e hidroaviones : el Laté 25, el Laté 26 con el que J. Mermoz logró la travesía del Atlántico Sur y el Laté 28 que fue el primer avión que iba a transportar a pasajeros.

Entre Latécoère y él, existía un vínculo fuerte y duradero : M. Moine fue el encargado de la oficina de proyectos durante cincuenta años.